Inés Arrimadas se pasó la pasada campaña electoral diciendo que quería ser la presidenta de todos los catalanes. Y, ahora, se queja de que su pronóstico es que el nuevo gobierno de Cataluña no gobernará para todos los catalanes. Estoy de acuerdo con ella: el propósito de todo gobernante es tomar decisiones tanto para los que lo votaron como para los que no lo votaron. No miento: hace años, el concejal de cultura del ayuntamiento de Cornellà de Llobregat, al que no nombro porque murió joven, se dedicó a hablar mal de mí de forma persistente y en lugares públicos. Fui a ver al alcalde de entonces, Pepe Montilla, y le pregunté si ese concejal no era también mi concejal, a pesar de que todo el mundo sabía que yo no les había votado, y por tanto me debía un respeto como ciudadano. Montilla me dio la razón y me dijo que hablaría con él para que no volviera a suceder (lo de hablar mal de mí en público, en privado el político puede hacer lo que le plazca). Sí, Arrimadas tiene razón: el pr...
Dans la sensation. / On prend ce qui vient./ Dans le sentiment./ On intervient. (Antonin Artaud)