Las nuevas tecnologías han promovido un nuevo comportamiento, una nueva implicación del sujeto con la sociedad, lo que quiero llamar “los revolucionarios de salón”. Me refiero a aquella creciente especie de individuos que juzga, recrimina e incluso demoniza a los otros desde el muro de Facebook, desde su twitter, desde las más variadas pantallas y dispositivos, pero que siempre lo hacen sin ningún contacto con la realidad. Lo del salón es una metáfora. En ocasiones, la gente va en el metro y divulga a través de sus cuentas sus impresiones sobre lo mal que va el mundo, pero si levantasen la vista de su pantalla de móvil podrían comprobar que a su lado viaja gente real. El salón es, digamos, el aparato. Me aterran los revolucionarios de salón en lo político. Aquellos que demonizan a las formaciones políticas que han ocupado ayuntamientos, que acceden desde abajo al poder para transformarlo, que están cambiando las cosas o que lo intentan, pero ellos siempre encuentran fallos, gri
Dans la sensation. / On prend ce qui vient./ Dans le sentiment./ On intervient. (Antonin Artaud)